Señor Director:
En su cuenta pública, el presidente Sebastián Piñera reconoció que nuestro Estado había llegado tarde a enfrentar la pandemia y tarde también a mitigar los efectos que la crisis está generando en el día a día.
Las crisis nos dejan en evidencia, y el Covid-19 no ha sido la excepción. En ese sentido, nuestro Estado se ha visto lento, poco efectivo, poco digitalizado y, a ratos, poco claro en sus protocolos. Pero no solo el Estado ha reflejado escasa eficiencia, todas las personas han visto que la pandemia les ha afectado en su forma de vivir y han debido improvisar para seguir cumpliendo con sus obligaciones.
En esta lógica, en un par de semanas, rápidamente el Estado, los establecimientos educacionales y todo tipo de organizaciones debieron implementar el uso de tecnologías y mecanismos a distancia. Este cambio de paradigma forzoso, cuya implementación debió haber durado años, fue concretado a presión y con varias fallas en el camino.
Sin embargo, el ciudadano, como un ser de costumbre, ya ha aprendido a convivir con el teletrabajo, el telestudio e incluso con la realización de trámites, que por décadas hicieron presencialmente, de manera online. Y aun cuando el cambio ha sido forzoso, hoy podríamos decir que vamos evolucionando a una sociedad más tecnologizada.
Siempre se ha planteado que las crisis presentan oportunidades, y ciertamente dada la penetración tecnológica de los últimos meses, hoy es menester que nuestro Estado capitalice estos avances en post de generar una estructura más moderna y ágil.
Hoy, cuando los hogares debieron migrar rápidamente al uso de plataformas electrónicas, el país debe aprovechar la coyuntura para elaborar procesos y servicios que respondan a esta nueva realidad digital. Es una oportunidad para que se modernice por fin la estructura de nuestro Estado, que nos permita enfrentar futuras crisis y nos ayude a utilizar las ventajas de las plataformas digitales, al servicio del bien común.
Lucas Serrano Barraza
Director de Administración Pública Advance, USS