Señor Director:
Anhelamos que la nueva Constitución nos dará el marco para avanzar hacia un mejor pais para todos.
Nuestra convivencia muestra síntomas que no contribuyen a aquello, destacó entre otros la porfiada ambigüedad de algunos frente a la violencia, la emergencia de mesianismos y populismos, una creciente tendencia a la imposición de ideas y desprecio al diálogo, la relativización del cumplimiento de las normas -según nos convenga- y el descrédito de las instituciones.
Pareciera que poco aprendimos de nuestra historia reciente.
El crítico momento que vivimos exige abandonar las trincheras de chilenos buenos o malos y que -asumiendo las legítimas diferencias- actuemos en forma cívica y democrática.
El humor social denota pesimismo sobre nuestro futuro y ello demanda que los ciudadanos de a pie dejemos de ser testigos de este lamentable escenario.
Tengo la convicción que necesitamos de un nuevo contrato social que – parafraseando a los Mandamientos- defina las reglas del juego en democracia las que deben ser asumidas, practicadas y exigibles para todos.
De no hacerlo, me temo que la nueva Constitución no sólo será letra muerta sino que augura un escenario muy complejo para nuestra sociedad que aún estamos a tiempo de corregir
Eduardo Aldunate Herman