Señor Director:
El juego es definido como una actividad con fines recreativos que incluye participantes y reglas, donde se despliegan capacidades y destrezas. Está unido al placer y a la evolución personal y nunca deja de parecer atractivo.
En la infancia, es vital e irremplazable debido a que posibilita el desarrollo integral de niños y niñas. Su práctica libre o direccionada, es una herramienta considerada en instancias de enseñanza-aprendizaje.
Muchos autores coinciden en sus aspectos positivos, como una metodología para aprender, descubrir, pensar, desarrollar la inteligencia, motricidad fina y gruesa, adquirir valores y convivir. Así también como herramienta de adaptación y aceptar desafíos, manifestar alegría, apropiarse de espacios y objetos, conocer y regular la frustración, entre muchos otros.
La práctica del arte es una acción placentera que posee regulaciones y cuenta con la flexibilidad para ajustarse al juego, provocando aprendizajes. Un cuento relatado por un educador puede ser el punto de partida para representar a sus personajes, construir imágenes y espacios presentes en la narración o interpretar los sonidos del relato, porque el juego desde la educación artística es representación del mundo.
El juego, en contextos de aprendizaje, evidencia y valora la relación entre el niño, sus pares y el docente y facilita el conocimiento a partir de objetos y situaciones lúdicas, donde se consideran: espacios, materiales y situaciones para provocar una dinámica en la que todos los participantes puedan jugar, seguir reglas y relacionarse.
Jessica Castillo
Académica Carrera de Educación Parvularia UDLA