Señor Director:
A una idea que tenga a la violencia como compañera directa corresponde considerarla como violentista, y me niego a creer que en Chile se toma ese vínculo con normalidad. En base a esto, considero inconcebible que no solo algunos miembros, sino la directiva de la Convención Constitucional hayan pedido al rector de la Universidad de Concepción retirar la querella contra 12 jóvenes imputados por daños en la casa de estudios, así como no querer sesionar en dicha institución si esta se mantiene.
La falacia aquí no dista mucho de la criticada frase “estamos en guerra”, al no poder desacoplar manifestación con delincuencia. En este caso, se está anteponiendo la categoría de manifestante por sobre la de delincuente, uniendo la violencia con la manifestación para eliminar las consecuencias legales de los actos imputados y preservar la causa de la manifestación, que opacaría al Estado de Derecho.
El significado de no querer sesionar en la UdeC fue claro, y es que hay convencionales que consideran que las consecuencias de un acto delictivo son intrascendentes a un concepto de protesta visto como intrínsecamente bueno, validando la violencia como método de manifestación.
Roberto Schmidlin